Estrategia y matemáticas en la Fábrica del Futuro (o cómo sobrevivir a los Robots)

Llegará de repente, sin más avisos que sutiles síntomas, y en un par de años será generalizada en todas las empresas referentes, y en no pocas del resto. O sea, que no va a anunciar más que lo que ahora oímos. Es la fábrica fuertemente inteligente, digital, y basada en robótica humanoide. Y será profundamente adaptativa y flexible, pero ¿humana?

Pues va a depender de nosotros, de nuestro esfuerzo como Empresas con Ideales (ser rentables no es ningún ideal), y de nuestro esfuerzo como personas. Sin ambos, la destrucción de empleo será masiva. Y de nada servirán “impuestos a la robótica e Inteligencia Artificial” y absurdas medidas similares que, además de que no impedirán nada de  esta “movida universal”, sólo crearán bolsas de personas protegidas, pero sin empleos que les llenen y frustradas –con todo lo que eso supone de marginación–.

El tema es muy serio, y entonces ¿qué debemos hacer las empresas y las personas? ¿Podemos contender con esto? Bien, pues creo que sí, pero hay que hilar muy fino, no va a ser fácil. Lo primero, con los ideales de las empresas, algo tan lejos de los carteles estúpidos de Misión-Visión-Valores, que no se cree ni conoce nadie. Un ideal lo hace una práctica generalizada, y para ello debe tener una consistencia sincera y un camino atractivo para su consecución. “Servir al cliente” no es ningún ideal, es una obviedad, porque sin eso, cierras. Pero sí, en cambio, digo que es “conseguir un desarrollo humano mutuo utilizando como vehículo el reto del valor añadido tecnológico”, estoy especificando, concretando y haciendo comprensible y controlable la meta. Y es que hay algo que nos va a empujar a ello, y es la imparable tendencia a personalizar de forma ágil y precisa incluso los productos más simples. Esto conseguirá enganchar a toda la organización, sobre todo si consigo hacerlo divertido, y lo uso tanto para mis relaciones internas  como para las cruzadas con clientes y proveedores. Al final, todo va a la cadena de valor; una cadena de valor que tiene que lograr ese añadido tecnológico en cada etapa en la que haya personas, lo que motiva, desarrolla y multiplica. Porque ¿qué pinta en una cadena un eslabón medio abierto? Acaba haciendo que otros se fracturen. Este es el esfuerzo de la empresa, que por supuesto trasciende ampliamente a la mera disposición a digitalizarlo todo.

Paradójicamente, ésta será una condición necesaria para que dicho esfuerzo tenga éxito, pero ni de lejos es suficiente. “si quieres sortear a tu presunto enemigo, la digitalización, alíate con él y digitaliza para que te ayude”. ¿Qué pintan entonces aquí los impuestos a las TIC’s inteligentes? Nada de nada.

Así que con esos valores distribuimos la inteligencia tecnológica (no me refiero a la informática, sino a la de ingeniería) a todos los niveles, para que puedan liderarla y motivarse con ella al ser capaces de comprenderla a fondo y de hacerla evolucionar.

Y aquí enlazo con nosotros, las Personas ¿Cómo podemos simpatizar a fondo con la tecnología? ¿O nos vamos a dejar dominar? ¿Puedes imaginarte rodeado por todos lados de un montón de máquinas y dispositivos inteligentes que hacen cosas que no comprendes? Es un acoso psicológico insoportable.  Me pueden poner de todo, pero se necesita mi esfuerzo, que no es nada pequeño. La digitalización y la robótica inteligentes conllevan una notable capacidad de análisis matemático y de planteamiento de estrategias, tanto globales como locales. Si yo quiero interaccionar y entenderme con un humanoide antropomórfico, y hablo como un operador de máquinas en planta, tengo que ser capaz de comprender su lenguaje, y de ganarle. La comprensión tiene que partir de entender los principios matemáticos de los modelos de razonamiento y aprendizaje que utilizan, para luego ir más allá y vencerles sorprendiéndoles con mayor creatividad y con el planteamiento de estrategias sutiles y esto también, y especialmente, a nivel de una persona que actúa con un conjunto de máquinas y dispositivos. Sin duda, la ingeniería Industrial tiene que hacer este puente y conseguir que la mayor parte posible de nuestra gente sea capacitada en ambas habilidades. Buen reto, pero si es así, conseguimos un “seguro” ante lo que  viene, tanto a nivel individual como de la organización completa. Lo tendremos mejor, y la razón es que los humanos nos emocionamos de forma compleja y no simulada (como ellos harán). La emoción tiene altibajos, y crea cosas sorprendentes, tanto en los momentos depresivos como en los eufóricos.

Entonces, de nuevo aquí aparecen otras dos condiciones necesaria y suficiente: la necesaria (no suficiente) es que hagamos el esfuerzo que nos capacite para esa comprensión de módulos y habilidades de formular estrategias, y la suficiente es que seamos capaces de emocionar y crear.

La tarea es enorme, y por lo tanto más vale dirigirla bien. No va a haber otro empleo que el que acabo de describir y cuando miro alrededor, y veo el poco tiempo que nos queda para todo ello, me entra vértigo.

Tiempos de Platón, Nietzsche y Einstein, y mucho menos de Aristóteles y Hume.


Javier Borda Elejabarrieta, Dr. I.I., Msc. en modelos matemáticos y MBA; Presidente de Sisteplant. Profesor de la ETSII de Bilbao (Aula Aeronáutica) y de la URJC, (logística para Defensa).


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