Caos meteorológico creciente causado por el cambio climático, inestabilidad política imprevisible y dependencia europea del gas natural. Tres peligrosos factores como para que sólo confiemos en las fuentes naturales (eólica, solar, hidráulica, mareomotriz); hace falta utilizar una energía “de fondo” que no esté sometida a ningún vaivén imprevisible. Vaivén es inestabilidad y riesgo; recordemos este mismo otoño 2021, con el anuncio de un posible “apagón” en Europa, que hubiese sido catastrófico, y los récords y oscilaciones en el precio de la luz, que anuncian un grave desequilibrio de las fuentes de generación de electricidad.
Si descartamos los combustibles fósiles por la huella de carbono, sólo nos queda la nuclear de Fisión. Y esto es compatible con explotar a tope esas fuentes naturales, aunque tengan sus límites por geografía y estética, y en las que también se llegará a un punto frontera de uso.
Veo a la Fisión como un puente hasta la Fusión, de residuos recurrentes cero y que sólo dejan radiactivos los propios elementos del reactor, que se entierran al acabar su vida y listo. Pero para la Fusión industrializada de Hidrógeno en Helio faltan 25 años, porque su complejidad técnica para garantizar una vida útil prolongada del reactor es descomunal. El confinamiento electromagnético (una combinación toroidal-poloidal-helicoidal) fiable del plasma nuclear, a centenares de millones de grados de temperatura, y su propulsión por electroimanes es extremadamente complicado e inestable hoy por hoy.