“Él mismo, un día, en la Fábrica del Futuro”

A) Hola, buenas noches…
B) ¿Bien?
A) Ufff… un día un poco agotador.
B) ¿Ha pasado algo?
A) No, me refiero a mentalmente cansado. Ya sabes que el año pasado me encargaron de un grupo de máquinas evolucionadas, diferentes, que no solamente automatizaban lo poco que me quedaba de trabajo manual, sino que comenzaban a sugerirme como debía utilizarlas para que funcionaran mejor.
B) Te llegaron así, sin más ¿no?… y con miedo de que te reemplazaran.
A) Pues lo del miedo es verdad, pero no me cayeron por sorpresa; trabajé mucho previamente con dos ingenieros asignados al proyecto. Estuvo muy bien, porque fue diferente. En ocasiones anteriores me asaban a preguntas, luego se iban y, más tarde, de repente, aparecían las máquinas instaladas. Pero esta vez ha sido diferente; me han dado un curso de dos días enteros, y otros dos hemos estado debatiendo sobre los principios científicos y físicos –así los llamaban– que rigen su funcionamiento, y los posibles enfoques y problemas en su utilización. Esto lo repetimos con regularidad, cada dos o tres meses.
B) Suena bien, si…
A) La verdad es que si, ¡ha cambiado todo tanto!… yo lo siento sólo por los que nos dejaron…
B) Por la robotización humanoide o inteligente dichosa ¿no?
A) Pues sí, pero no por lo que normalmente se piensa de ella sobre que “nos suplen”. Todo lo contrario. Mira, esos robots nos necesitaban, nos planteaban preguntas retadoras que nadie había formulado antes, y había que responderles o se desorientaban en su cometido. Y, esto no se lo digas a nadie, pero creo que hasta se desmoralizaban.
B) ¿Desmoralizarse? ¡Bah!, no digas insensateces, ¡son máquinas, nada más!
A) Bueno, son “mecanismos”, pero no “máquinas” como lo entendemos. La Inteligencia Artificial que tienen crea en ellas algo diferente. Me refiero a “cualitativamente diferente”; yo les conozco ya muy bien gracias a esas largas conversaciones con nuestros ingenieros que, como yo, se sorprenden. Es como si la suma de su mecánica y el software, creara algo distinto de ambos.
B) ¡Increíble! Bueno, entonces ya sospecho el porqué de la marcha de tus antiguos compañeros; no dieron la talla intelectual necesaria ¿es así?
A) Pues no vas mal encaminada, pero no del todo, es un poco más complejo. Nosotros tenemos algo más que ellos, y es justo esto lo que nos piden. ¿Sabes qué?… Imaginación, capacidad de emocionarse, lealtad y compañerismo. Esos que fueron mis compañeros, no quisieron entrenarse en la primera ni proporcionarles el resto. La situación se hizo insostenible.
B) Pero, entonces, moralmente, lo que habría que haber hecho era eliminar a los robots, no hacer que las personas se vayan ¿no?
A) ¡Oh, no! Mira, una empresa es como una nación, necesita solidaridad y equipo, porque vive siempre en un entorno competitivo hostil. Adquirir robots avanzados es como cuando un país invierte en investigación, infraestructuras o, incluso, salud. Es para progresar y facilitar la vida de las personas. Es una obligación, para la supervivencia.
B) Quieres decir que ellos tenían que haber hecho el esfuerzo de intelectualizarse ¿es así?… Suena raro, al menos, poco habitual.
A) Exactamente. En el futuro, ninguna persona quedará en las fábricas si no tiene esta actitud positiva. Somos un equipo compacto con los humanoides; enseñamos 5 y nos devuelven 10, entonces, les enseñamos 30 y ello nos devuelven 120… es acelerado.
B) ¡Ostras! Se nos ha pasado el Telediario, ¡vaya cena! Pues habrá que ir a dormir, pero antes dime ¿Por qué ha sido hoy un día intelectualmente agotador?
A) ¡Jajaja! Pues porque se me ha acercado “mi compañero”, y me ha preguntado por qué me ve envejecer, si los otros como él están siempre parecidos, y si a él le va a pasar lo mismo.


Javier Borda Elejabarrieta, Dr. I.I., Msc. en modelos matemáticos y MBA; Presidente de Sisteplant. Profesor de la ETSII de Bilbao (Aula Aeronáutica) y de la URJC, (logística para Defensa).


SHARE ON

RELATED