«Necesitamos que las mujeres sean parte del futuro que está por diseñar»

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El talento femenino en ingeniería suma el 20% del total, una brecha que podría comenzar a cerrarse acercando la realidad de las empresas a los colegios.

La captación del talento femenino en las titulaciones de ingeniería es una de las asignaturas pendientes que nuestro país, en línea con sus vecinos europeos, todavía arrastra. Los datos que maneja el Observatorio de la Ingeniería en España son llamativos: la mujer tiene una presencia global en la profesión cercana al 20%. «Necesitamos que estas carreras sean más atractivas para las mujeres porque estamos perdiendo la capacidad para llegar a una parte importante de la población», manifiesta preocupado César Franco, presidente de la Unión Profesional de Colegios de Ingenieros de España. No es ninguna locura afirmar que, en un momento de creciente demanda de este tipo de perfiles por parte de las empresas, impulsar las vocaciones técnicas entre las jóvenes es una prioridad.

Irene Gómez, responsable global del área de innovación abierta en Telefónica, estudió teleco, la especialidad en la que la proporción de mujeres es menor, con tan solo un 12%. Su mensaje para las generaciones del mañana es claro: «La tecnología creada por los ingenieros es una pieza clave para resolver los retos de la sociedad. Necesitamos que las mujeres sean parte del futuro que está por diseñar, donde apliquen su visión en desafíos tan complejos como son, por ejemplo, los medioambientales o los sociales». Cuenta que a ella siempre le había atraído el concepto de crear y que la tecnología es una herramienta con la que poder hacer lo de una forma diferente con posibilidades casi infinitas.

En su decisión de decantarse por esta titulación también influyó su pasión por hacer cosas nuevas. «Como inspiración siempre me ha llamado la atención el proceso creativo de los artistas; cómo evoluciona una simple idea, que mediante herramientas como pinceles, lienzos, pinturas, etc. acaba convirtiéndose en una obra de arte», comenta. Desde su rol actual, tiene la responsabilidad de acelerar la innovación interna de Telefónica. «Para lograrlo conecto las necesidades de negocio que tiene la compañía en áreas como metaverso, fintech o 5G con startups, ya sea colaborando o mediante inversión», detalla.

Desde su posición de CEO de Sisteplant, ingeniería ubicada en el Parque Tecnológico de Bizkaia, Ana Santiago, ingeniera industrial (rama donde las mujeres representan el 19%), lamenta cómo, a pesar de que la empresa tiene un plan de igualdad, les llegan pocos currículums de mujeres. «La ingeniería es muy polivalente y te permite optar por diferentes disciplinas –asegura–, pero a los jóvenes no se les cuenta todo el abanico de oportunidades que se abren tras acabar la carrera». En su caso, dudó entre cursar medicina o ingeniería, pero se inclinó por la segunda porque tenía inquietud por saber cómo se fabricaban las cosas y por ser capaz de construirlas. Sin embargo, percibe que «los alumnos, cuando están en 2º de Bachillerato, no tienen mucha idea, se dejan guiar por sus padres o por lo que creen que va a ser porque nunca han visitado una ingeniería».

Es por eso que, cada vez que puede, organiza visitas de centros educativos a las instalaciones de la compañía. «Es algo que debería impulsarse a nivel institucional. En los institutos y colegios tendría que haber iniciativas que acerquen a los estudiantes a la industria y a la vida científica porque muchos están totalmente despistados y no saben cuántas cosas van a poder hacer con la carrera», subraya.

Fases tempranas Mercedes Águeda, directora de Recursos Humanos de Capgemini España, coincide en que es un problema que debe atacarse desde fases tempranas, para lograr que las ingenierías dejen de percibirse como poco atractivas, sobre todo entre las mujeres. La Fundación Capgemini y el Club Excelencia en Gestión, por ejemplo, crearon en 2018 el programa ‘Flow to The Future’ con el objetivo de impulsar una transformación del modelo educativo junto a todos los agentes del sector encaminada al fomento de las vocaciones STEM. «Trabajamos bastante con colegios para acercarles la realidad de las empresas», comenta Águeda. «Para el colectivo femenino, por ejemplo, ver el resultado final de los proyectos tecnológicos les hace de palanca para entender que para llegar ahí tienen que pasar por esta formación. También hemos testado que las mujeres están más cómodas en grupos de trabajo mayoritariamente femeninos. Cuando lanzamos ‘bootcamps’, si son mixtos, se detraen un poco», pone como ejemplos.

La Real Academia de la Ingeniería, por su parte, ha desarrollado el programa ‘Mujer e Ingeniería’ para tratar de atajar la alarmante brecha de género que aún sufre este sector de presente y futuro en España.

Fuente: ABC

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