Desarrollo y sostenimiento de las ciudades inteligentes, las llamadas ‘smart cities’

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Las mejores estimaciones de la OCDE, muestran que en 2050 la población mundial ascenderá a 9.000 millones de habitantes de los que el 70% vivirá en centros urbanos en contraposición con la despoblación que sufren muchas regiones rurales. Este incremento tendrá un impacto claro en necesidades de todo tipo de recursos y servicios: energía, agua, generación de residuos, cuidado de la salud, educación, ocio y evidentemente nuevas necesidades de espacio habitable de calidad pensado para residentes, visitantes y negocios.

Las llamadas ciudades inteligentes ponen a disposición del ciudadano una serie de servicios con el objetivo de mejorar la calidad de vida, reaccionan frente a nuestras demandas, anticipan eventos e identifican soluciones. Todo ello transformará nuestras interacciones y las de los recursos que las conforman en conocimiento en tiempo real y con capacidad de anticipación. En contrapunto, cuestionan nuestro derecho a la privacidad.

Las líneas de actuación y los retos son múltiples y se están desarrollando de diferente forma en cada región:

  1. Reingeniería y re-arquitectura de las infraestructuras: con el objetivo de que sean más sostenibles (reduciendo emisiones y consumos energéticos) y adaptables a los crecimientos esperados. Esto supondrá un mejor uso de los espacios subterráneos y aéreos, descongestionando la superficie y la búsqueda de un equilibrio entre el hormigón y los espacios verdes.
  2. Espacios inteligentes e interconectados que, partiendo de una captura masiva de datos por diferentes vías y con apoyo de técnicas analíticas, predictivas y de retroalimentación en tiempo real, permiten adaptar o reconfigurar los entornos, en función de las necesidades de los usuarios.
  3. Desarrollo de políticas que contribuyan a crear una movilidad sostenible, reduciendo por un lado las emisiones, el ruido, y las congestiones y, por otro lado, mejorarán la accesibilidad.
  4. Reducción de la generación de residuos, gestión inteligente de los mismos e impulso de acciones de economía circular.
  5. Autosuficiencia energética, impulso de las energías limpias y sistemas que permitan consumos compartidos.
  6. Agilidad en los procesos de gestión y cuidado del ciudadano, automatización y digitalización teniendo en cuenta las limitaciones de algunos colectivos, con especial foco en trámites administrativos, fomento de la atención sanitaria preventiva o iniciativas orientadas al ocio.
  7. Soluciones de Big data e Inteligencia Artificial que interactúan con los usuarios, optimizando el uso de servicios compartidos: transportes, uso de espacios públicos, monitorización del estado de salud de colectivos vulnerables y, en general, todo tipo de recursos al servicio de la ciudadanía.

Las Smart Cities aprovechan la transformación digital para coordinar de manera eficiente los servicios proporcionados a los ciudadanos bajo criterios de sostenibilidad, pero, ¿cómo afecta la tecnología a su fiabilidad real y al mantenimiento? Si buscamos las características del cambio en los diferentes ámbitos de una ciudad como por ejemplo edificios, infraestructuras de energía y suministros, medios de transporte o industrias en nuestra proximidad, encontramos dos factores importantes como son la interconectividad entre sistemas y la aplicación de la Inteligencia Artificial en su coordinación. Ahora bien, para cualquiera de nosotros es fácil entender que, en un escenario en el que N sistemas están interconectados, cuando algo falla hay muchas más probabilidades de que “no funcione nada”.

Para reducir riesgos, se trabaja aislando los impactos, en protección de datos y en ciberseguridad pero, ¿son los sistemas más fiables que antes? La respuesta es no, salvo que trabajemos en dos planos: mejorar su fiabilidad intrínseca y aprovechar las tecnologías habilitadoras de la transformación digital para que algo tan idílico “no nos deje tirados”.

La Digitalización de Mantenimiento de una Smart City se debe soportar en tres pilares imprescindibles: el aprovechamiento de la sensórica, los dispositivos móviles que nos rodean y datos disponibles en red (nube), la interconectividad de los diferentes sistemas que soportan la operativa de cada servicio o activo del que disfrutamos (desde una biblioteca, la Iluminación o una bici eléctrica…) y los sistemas de gestión de Mantenimiento dotados de Inteligencia Artificial (GMAO Avanzado).

¿Por qué son tan importantes? La misión de Mantenimiento es proporcionar fiabilidad y calidad de uso de los activos y servicios que se prestan en una ciudad. Ese objetivo implica una gestión temprana de averías mediante el pronóstico de fallos, la articulación de un mantenimiento preventivo óptimo (recalculado) y la operativa predictiva de las diferentes causas que pueden provocar un fallo. Para lograrlo, es imprescindible la integración de los sistemas GMAO con sistemas SCADA (Supervisory Control And Data Acquisition) o BMS (Building Management System, que “gobiernan” la ciudad), GIS (Geographical Information System) o BIM (Building Information Modeling), por poner sólo un ejemplo, y dotar a los técnicos de sistemas de movilidad, de herramientas de predicción con los que desempeñar su trabajo de manera sencilla e interconectada.

Muchas ciudades han dado pasos ya desarrollando acciones interesantes, sin embargo, se echa en falta una hoja de ruta que, con un enfoque holístico, permita lograr una transformación integral que aúne esfuerzos de todos los agentes implicados en esta transformación.

La incorporación de tecnología a nuestras ciudades es crítica, pero debe realizarse con sentido común pensando que el fin último es crear espacios más habitables y sostenibles para el bienestar de las personas.

Es cierto que debemos transformar los espacios actuales, pero también potenciar el desarrollo de los nuevos mitigando la concentración en los espacios urbanos actuales.

Artículo por Ana Santiago, CEO de Sisteplant

Fuente: El Economista 

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