¿Hay conflicto entre Calidad excelente (Q), Agilidad muy alta (A) y una productividad razonable (P)?… ¿Se pueden o deben equilibrar?

La fábrica del futuro debe emplear las tres -Q,A,P- muy altas, sin esto pierde casi todo su significado. De hecho, la distribución de la inteligencia tecnológica en todos los niveles va a utilizarse precisamente para conjugar ese trinomio en valores extremadamente elevados. Sobre todo en lo que a Q y A se refiere, que es lo que el mercado mide de forma directa.

Quiero decir, que la productividad P, que es algo bastante arbitrario y engañoso en su medida, se va acoplando por detrás, intentando ser todo lo mayor posible, pero nunca extrema y, desde luego, siempre algo desfasada de las otras dos.

La inquietud tradicional con P es su “influencia directa en el coste”, pero si lo pensamos, esto no deja de ser un pensamiento parcial y desconectado del negocio, porque:
1. Q y A extremas, suponen sin duda un mayor precio de venta, lo más difícil de lograr, y la mayor influencia en el margen y el resultado.
2. Para que realmente P tuviera una influencia decisiva en coste, debería medirse de forma Foto 1tan global que acabaría no teniendo sentido salvo para el largo plazo, debido a la dificultad de concreción que ello tendría en acciones focalizadas para periodos cortos.

Así pues, Q + A van primero y P después. Ir primero significa, como ya sabemos que:

  • Q debe tener un equivalente a 6Sigmas, pero siempre suponiendo unas tolerancias muy estrechas del producto que le den fiabilidad y “casi” cero defectos, lo que supone una repetibilidad extrema de los productos, materiales y procesos.
  • A debe suponer tiempos de cambio de instalaciones del orden de segundos que posibiliten una fabricación fluida (y rápida, claro) de lotes poco más que unitarios o, mejor aún, unitarios. En muchos casos, sólo este nivel de tiempo lo permite, y en todos conviene aproximarse a el para liberar valiosos y escasos recursos, como ocupaciones de máquinas muy caras y, sobre todo, dedicaciones de personas de alta cualificación que intervienen en las puestas a punto.

Es importante indicar que, precisamente, son las puestas a punto fiables el condicionante básico de los tiempos de cambio ultracortos, pues la parte electromecánica es siempre Foto 2secuenciable, acelerable y automatizable. Ambas (la puesta a punto y la parte electromecánica) son, empero, sensiblemente fiabilizables con un mantenimiento inteligente, modelizado y predictivo, y la primera de ellas es, bajo este último supuesto, precisamente muy mecanizable y reducible.

Bien, hemos visto pues la naturaleza detrás de Q y A (Calidad y Agilidad) en la fábrica del futuro. Pero ¿se impactan entre ellas? Y si es así ¿cómo lo hacen?
Prácticamente, el único punto de conflicto de ambas es que, al reducir los tiempos de cambio hasta valores límite de segundos, la velocidad de las acciones pueda suponer la omisión o la realización defectuosa de alguna de las pequeñas tareas implícitas en ellas.

Esto es altamente probable, salvo que:
a) En el diseño de las secuencias automáticas de la parte de puesta a punto y de la electromecánica de aproximaciones de útiles y sistemas, se procuren intercalar ambas buscando una progresión del conjunto que sea fiable paso a paso (a pesar de su rapidez), y que sea comprobable por algún artefacto de forma también automatizada e integrada con el conjunto.Foto 3
b) El mantenimiento que mencionaba en un párrafo anterior sea de esa naturaleza, su diseño sea científico (y no solo empírico) y su gestión extremadamente rigurosa y apoyada en TICs inteligentes (tipo Promind, ver figura).

Salvado este vital y definitivo término, Q y A pueden escalar a valores extremos, solo limitados en un momento dado por la capacidad tecnológica de la ingeniería y por la posibilidad económico-financiera de invertir en los sistemas físicos necesarios.
Pero, entre ellas, Q es primero y es una variable “libre” (no condicional). Esto significa que el escalado de progresión armónicamente ambas tendrán que seguir un esquema similar al de la figura.

Observemos en ella que,

  • Los tramos de Q son “cualitativamente” mayores (más agresivos) que los de A.
  • Transitoriamente, A podría disminuir ligeramente (paso 6) por conveniencia de lograr un gran salto (paso 5) en Q.

Foto 4

Una figura más completa, situaría a la productividad P en un eje ortogonal, según la figura, en la que observaremos que el salto de (P)1 a (P)2 es considerablemente más pequeño que los demás, por ir “a remolque” aprovechando las oportunidades que le quedan sin condicionar a Q y A.

Foto 5

¿Hay conflicto entre Calidad excelente (Q), Agilidad muy alta (A) y una productividad razonable (P)? 3
Una figura más completa, situaría a la productividad P en un eje ortogonal, según la figura, en la que observa-remos que el salto de (P)1 a (P)2 es considerablemente más pequeño que los demás, por ir “a remolque” aprovechando las oportunidades que le quedan sin condicionar a Q y A.

Por lo tanto, observamos que el pensable concepto de “optimización” entre Q, A y P es DINÁMICO en el tiempo, y no puede ser fruto de un modelo de investigación operativa lineal (como el “Simplex”) o no lineal, basado en máximos y mínimos condicionados de Lagrange, error que conduciría posiblemente a empeorar el conjunto y hacer no útiles sus valores. Tengamos en cuenta que no sería nada difícil establecer un modelo que, con una función a maximizar o minimizar y restricciones tecnológicas y de recursos disponibles, llegara a un equilibrio entre Q, A y P, no es el problema.

Pero ¿valdría esto para algo?… Pues claramente no, porque como he apuntado, un optimizador así arrojaría “valores equilibrados” entre ellas tres y, por lo tanto, esencialmente mediocres en todas ellas, haciéndolas estáticas y no acopladas ni con la necesidad de competir ni con la filosofía y naturaleza propias de la fábrica del futuro. No sería útil ni para el medio-largo plazo, ni para decisión alguna a corto.

OPTIMIZACIÓN DINÁMICA y SECUENCIAL es la única salida posible


Javier Borda Elejabarrieta, Dr. I.I., Msc. en modelos matemáticos y MBA; Presidente de Sisteplant. Profesor de la ETSII de Bilbao (Aula Aeronáutica) y de la Universidad Juan Carlos I, (logística para Defensa).


 

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